En efecto, nos surge el interrogante que abre el título de esta columna. Es posible que Feijoó tuviera razón cuando comentaba desde la tribuna del Congreso de los Diputados que no había sido presidente del Gobierno de España porque no había querido.
Pero quizás se le «olvidó» terminar la frase. Cierto es que mucho ha tenido que ver en este deseo incumplido el hecho de no haber querido impedir, más bien consintió e impulsó, el pacto del PP con Vox en varias comunidades autónomas y en el caso que nos afecta a los extremeños, el que ratificó para hacerse con el gobierno de la Junta de Extremadura.
Por consiguiente, habría que tomar en consideración que la realidad demuestra que María Guardiola tiene mucho que ver con la no ocupación de palacio de la Moncloa por el, de momento, líder de la oposición o, si lo miramos de otra manera, es la responsable indirecta de que España tenga durante, al menos, otros cuatro años más un presidente y un gobierno socialista.
A lo que se añade otra prueba más que consolida esta afirmación cuando constantemente vemos a la presidenta extremeña sacar su orgullo de la presunta estabilidad y de lo bien que funciona el entendimiento con sus socios de la extrema derecha.
Otro motivo que abunda en el distanciamiento de los sectores moderados de la sociedad de las derechas es que, ante lo que denominan el conflicto con Cataluña, no sólo manifiestan su tristeza o su no alegría al ofrecernos futuros beneficios por parte del Gobierno central, sino que insisten en no recibirlos si también benefician a otras comunidades. Prefieren que no nos quedemos con determinadas ventajas para nuestras necesitadas arcas, antes de que otros saquen partido de la medida.
Por todo ello es interesante, ahora que ha echado a andar el nuevo Gobierno nacional, ver cuáles son sus primeras actuaciones. Comprobar si coinciden o no con las inquietudes de la mayoría de las personas. Dejar a un lado la división entre territorios para centrarnos en si la dirección de las propuestas que se acometan afectan a la ciudadanía en su máxima extensión.
Valoremos el perfil de las ministras y de los ministros, de los socialistas y de sus socios por lo que nos vayan presentando en los próximos meses.
No tiene que haber dudas de la energía y ganas con las que van a acometer el desempeño de sus funciones. Fundamentalmente en una etapa que ahora se inicia, dominada, como se ha insistido hasta la saciedad, por la política.
Si en otros momentos y con gobiernos de distintos colores se ha priorizado el carácter técnico de sus cargos públicos, hasta el extremo de que muchos calificaban determinados ejecutivos como una gestoría falta de ideología, creo que ahora va a existir un compromiso de hacer cumplir, en gran medida, aquellas promesas que les han llevado a ostentar la máxima representación de nuestro país.
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