Artículo de la Presidenta del PSOE de Extremadura, Blanca Martín Delgado.
No hay forma de entender la historia contemporánea de Extremadura sin amalgamar los liderazgos pioneros de nuestra tierra con el Estatuto de Autonomía, fiel espíritu de una Transición que fue capaz de superar conflictos, de renunciar a posturas dogmáticas y de caminar hacia la transformación de España y, en consecuencia, de nuestra región.
Mi generación está obligada a construir, para los próximos cincuenta años, convivencia, libertad y progreso. Y sentimos ese imperativo porque hemos tenido maestros que, con los pies sobre la tierra, hicieron que Extremadura pasara del medievo a confluir en un país moderno, plural y lleno de esperanza.
Dirán que soy demasiado optimista porque dejo de lado las diferentes coyunturas que hemos atravesado. No, no es optimismo, es realismo y conciencia histórica lo que me hace creer en nuestra gente, en las posibilidades potenciales de esta región y en el talento que surge de cuatro décadas de educación pública inclusiva que hoy nos posiciona como la CC.AA. con la tasa de abandono escolar más baja.
Hay revoluciones sangrientas y otras silenciosas. La nuestra, la de esta tierra, de Norte a Sur y de Este a Oeste, ha sido la de hacer realidad las utopías planteadas por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara. Que nuestra sanidad llegara al último confín de nuestra geografía, viniendo de donde veníamos, era un sueño que fue realidad.
Que las hijas e hijos de jornaleros que habían sido marginados de la educación para ganarse un mísero mendrugo de pan desde los ocho años, hayan alcanzado titulaciones académicas que hoy hacen que sean competitivas y competitivos en todas las latitudes, era otro sueño que se hizo realidad.
Y ahora nos toca estar de nuevo en la vanguardia de las transformaciones. En continuar la revolución verde y digital iniciada en 2015 y continuarla convencidos en nuestras posibilidades como sociedad preparada para ir más allá de todas las fronteras que algún que otro debate inocuo, nos quiera hacer creer.
Extremadura es una realidad desde la realidad misma. No es un canto de sirenas ni un deseo vacío. Extremadura está lista, por su gente y por las condiciones y certezas que ofrecemos, para estar al frente de la revolución que ya estamos viviendo, a pesar de las guerras y a pesar de los agoreros que, sin idea alguna, hacen del mientras peor, mejor, para no proponer nada. Con los pies sobre la tierra, como lo hicieron Juan Carlos y Guillermo, seguiremos sumando avances, libertades e igualdad ante la riqueza generada.
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