Artículo del Secretario General del PSOE de la provincia de Cáceres, Miguel Á. Morales.
La política es una disciplina esencial para el desarrollo de la sociedad. Si entendemos política como una herramienta para resolver conflictos, acercar posturas y generar marcos de convivencia es, sin la menor duda, indispensable.
Por el contrario, las y los políticos somos reemplazables y ninguno de nosotras y de nosotros puede soñar con ser indispensable. Y no lo somos porque trabajamos como brazo ejecutor de políticas colectivas y formas de ver el mundo que, desde los puestos de responsabilidad, responden a grupos de personas que aportan los elementos que construyen una época, un tiempo, y sus condiciones de vida.
Es así, como debemos ser responsables a la hora de decidir y de comunicar lo decidido, porque si no acertamos con la palabra, tenemos poca opción de ser convincentes. Y en política, el liderazgo efectivo es sinónimo absoluto de convicción.
Las y los políticos somos reemplazables y ninguno de nosotras y de nosotros puede soñar con ser indispensable. Y no lo somos porque trabajamos como brazo ejecutor de políticas colectivas y formas de ver el mundo que, desde los puestos de responsabilidad, responden a grupos de personas que aportan los elementos que construyen una época, un tiempo, y sus condiciones de vida.
No se trata, entonces, de buscar grandezas personales ni nacionales, tan en boga hoy. Se trata de plasmar en la vida de la gente, soluciones que mejoren su vida cotidiana, que garanticen un futuro próspero y que alimenten con pluralidad y respeto cada espacio que ganamos.
La confianza ciudadana es el mayor tesoro que tenemos quienes nos dedicamos a la política. Alguien decía que una persona poderosa es una persona querida, no una persona con cargos.
Desde la responsabilidad política, ese cariño se multiplica diciendo verdades, no sucumbiendo al odio ni al rencor, no creyéndonos los absolutos dueños del tiempo y de los cargos.
En definitiva, partiendo del indispensable acierto que deben tener las políticas aplicadas al territorio, es ineludible tender puentes sinceros con quienes no piensan como uno, con quienes creen en otro modo de ejercer sus conocimientos.
No, no somos dueños de la verdad, ni los únicos protagonistas de éste y de los nuevos tiempos que estamos construyendo. Dialogar, consensuar, facilitar espacios de entendimiento y caminos para el progreso, es la gran labor de cada política, de cada político.
Sólo así seremos capaces de ser importantes para la gente, de ayudar a la gente, de entender a la gente. No estamos aquí, no nos olvidemos nunca, para convencer. Estamos para interpretar y decidir, siempre, por el interés común.
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